El trayecto a Avalurpet fue de unos 30 minutos, allí nos esperaba Oliver en la que sería nuestra casa durante los próximos días.
Era sábado y la escuela del proyecto Tamilkat estaba cerrada, pero aprovechamos, con la ayuda de Oliver, para empaparnos sobre su historia, cuentas, datos; y conocer mejor el sistema educativo en la India.
Oliver también nos deleitó con sus sorprendentes platos de cocina India para comer y cenar, junto a su pinche Mhutu. Los dos sabían que el picante no es compatible con nosotros y eso hizo que pudiéramos comer con mucho gusto y ganas.
Fue un agradable día de trabajo y descanso que terminó intentando dormir bajo un ventilador que por el ruido que hacia más se parecía a un apache americano pero no podíamos prescindir de él debido a la sofocante calor.
El domingo por la mañana des de bien temprano estábamos levantados, Oliver volvió a sorprendernos con un desayuno compuesto por unas tostadas, mermelada y fruta.
Después, aunque el colegio permanecía cerrado, fuimos a visitarlo. Observamos todo acerca de su estado, instalaciones y situación en la que actualmente se encuentra.
Entramos en las clases, al despacho, los patios y lavabos; intentamos no dejarnos ni un rincón por descubrir. Fue emocionante visitar la escuela y nos llena de ilusión pero a su vez nos damos cuenta del duro trabajo que hay por hacer, y que es necesario, no solo para reactivarla si no para conseguir unas buenas condiciones de aprendizaje y vida.
Tras esta visita Oliver se despidió y marchó hacia Guengapuram, ya era hora de volver con la familia!
Nosotros nos quedamos con nuestro querido amigo Muhtu que nos llevo en moto por el pueblo y visitamos la montaña y el templo de Avalurpet, donde desde la cima se pueden ver todos los pueblos de alrededor, las vistas son verdaderamente hermosas, y todo es verde.
Charlamos tranquilamente durante un buen rato y luego decidimos ir al baazar a comprar varios ingredientes para preparar comida española. El menú se quedó en sanwich de atún con tomate y cebolla; y patatas fritas con salsa de tomate. El atún lo habíamos traído nosotros en la maleta para emergencias pero ésta nos pareció una buena ocasión. Muhtu quedo encantado, nunca lo había probado!
Fue una bonita experiencia, aun nunca en India habíamos tenido el placer de cocinar.
Por la tarde decidimos pasear por el pueblo y conocer a sus gentes, aprender sobre su vida cotidiana y poder empaparnos de su cultura.
Pudimos ver las difíciles condiciones de trabajo que tienen la gran mayoría el limitado acceso a herramientas que harían su vida mas confortable. La interacción con niños y adultos fue total y a todo esto se le puso la guinda cuando alejándonos campo adentro tuvimos la suerte de poder visitar a la familia de Muhtu.
Con ellos, en una pequeña casa rural, echa de barro y donde no llega la electricidad disfrutamos de su gran hospitalidad, generosidad y de unos Snacks con Cocacola.
Su familia no pasa una buena situación debido a la cosecha y la muerte reciente de todas sus ovejas, pero pese a ello, es de alabar la gran fuerza que muestran él y su hermano, estudiando y ejerciendo para ser unos grandes profesores. Cabe añadir que su familia pertenece a una de las castas mas bajas de este inadmisible sistema, pero que con su esfuerzo están consiguiendo grandes logros.
De vuelta a casa, volvimos a pasar por el baazar a por algunos ingredientes y cocinamos algunos platos mas típicos de nuestra tierra como son la tortilla de patata y el arroz a la cubana combinado con unos chapatis que Muthu preparó para nosotros.
No fue muy tarde cuando nos fuimos a dormir, había sido una día muy completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario